Rusia lanzó 270 misiles contra Ucrania en octubre, un 46% más que en septiembre y la cifra mensual más alta registrada desde que la Fuerza Aérea ucraniana comenzó a publicar partes diarios a comienzos de 2023; los bombardeos nocturnos se dirigieron en especial contra la red eléctrica y dejaron a decenas de miles de personas sin suministro.

Los informes oficiales de Kiev consignan además el lanzamiento nocturno de 223 drones en una jornada reciente, de los cuales las defensas ucranianas interceptaron 206; pese al alto número de derribos, 17 drones de ataque impactaron en siete localidades y causaron daños en infraestructuras, entre ellas una planta de producción de gas en Poltava que requirió intervención del Servicio de Emergencias.

Las autoridades ucranianas y sus aliados sostienen que Moscú vuelve a apuntar de manera deliberada a la red eléctrica por cuarto invierno consecutivo, como parte de una estrategia para debilitar a la población civil; las interrupciones del servicio complican la vida cotidiana y las capacidades de respuesta ante nuevos ataques.

En paralelo, los servicios de inteligencia ucranianos reivindicaron un ataque que habría deshabilitado el oleoducto circular que abastece a la región de Moscú, según un video difundido por la GUR; la operación habría afectado tres “hilos” por los que se transportaban combustibles para uso militar, aunque las autoridades rusas enviaron equipos de reparación al lugar.

El ascenso en la intensidad de los ataques plantea un desafío para la resiliencia ucraniana y subraya la escalada de la campaña aérea y de drones: la evolución de la capacidad defensiva y el estado de las infraestructuras críticas serán determinantes en las próximas semanas, mientras crecen las preocupaciones por el impacto humanitario y energético de cara al invierno.