Como cada miércoles, decenas de jubilados se congregaron frente al Congreso para exigir aumentos en sus haberes, mayor cobertura de salud y condiciones de vida más dignas. La movilización, que se ha convertido en un acto ritual en la Ciudad de Buenos Aires, mostró la presencia de adultos mayores que, a pesar de su edad avanzada y dificultades físicas, mantuvieron su reclamo y reclamaron por sus derechos.

La protesta refleja una creciente preocupación social por la situación de los adultos mayores en Argentina, quienes enfrentan un escenario inflacionario que erosiona sus ingresos y restringe el acceso a medicamentos y tratamientos esenciales. La movilización buscó visibilizar la problemática y presionar por soluciones inmediatas, en un contexto de deterioro económico que afecta en particular a este grupo vulnerable.

El operativo de seguridad desplegado por la Policía de la Ciudad resultó ser desmedido, considerando que se trataba de una movilización de adultos mayores, muchos con movilidad reducida. La avenida Entre Ríos se mantuvo totalmente cerrada con vallas y efectivos policiales, generando dificultades para vecinos y comerciantes de la zona. La estrategia, habitual en estas manifestaciones, respondió a un patrón de anticipar potenciales disturbios, que ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos y distintos actores políticos.

En esta ocasión, la marcha adquirió una carga simbólica adicional, ya que a los jubilados se sumaron personas con discapacidad y familiares de Pablo Grillo, el fotoperiodista que fuera brutalmente agredido por las fuerzas de seguridad durante otra movilización. La presencia de estos grupos evidenció las tensiones entre las fuerzas del orden y los ciudadanos que ejercen su derecho a protestar pacíficamente, en un escenario de alerta social.

Fabián Grillo, padre del periodista Pablo Grillo, expresó su indignación en declaraciones a C5N: “Tengo mucha bronca, pero hay que canalizarla. Por eso estamos acá. Y la estamos canalizando, como también lo están haciendo nuestros compañeros, jubilados. Esta gente (el Gobierno) no entiende otro idioma que el de la violencia”. La marcha, además, evidencia un contexto de tensión y reclamo que no cesa en medio del escenario político y social.