La elección se rige por la Constitución Apostólica "Universi Dominici Gregis", promulgada por Juan Pablo II en 1996. El proceso tiene las siguientes instancias:

1. Sede Vacante: Tras el fallecimiento del Papa, el Cardenal Camarlengo certifica su muerte y se inician los preparativos para el Cónclave.

2. El Cónclave: Es la reunión del Colegio Cardenalicio en la Capilla Sixtina del Vaticano, donde los cardenales electores (menores de 80 años) se congregan para elegir al nuevo Papa. Se aíslan del mundo exterior, sin comunicación con nadie, para garantizar la privacidad y la libertad de la elección.

3. Las votaciones: Son secretas. Cada cardenal escribe el nombre de su candidato en un papel y lo deposita en una urna. Para ser elegido Papa, un candidato debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos.
Si ninguna votación alcanza la mayoría requerida, se realizan votaciones sucesivas, hasta un máximo de cuatro por día.

4. La fumata: Después de cada votación, las papeletas se queman en una estufa. Si no hay Papa nuevo, se añade paja húmeda a la quema, produciendo una "fumata negra" que indica que no se ha elegido Papa.
Cuando se elige un Papa, se queman las papeletas sin paja, produciendo una "fumata blanca" que anuncia al mundo la elección del nuevo Pontífice.

5. "Habemus Papam": El Cardenal Protodiácono anuncia desde el balcón de la Basílica de San Pedro: "Habemus Papam". El nuevo Papa se presenta ante los fieles y ofrece su primera bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo).