Hubo pancartas y discursos que apuntaban a la defensa de la aerolínea como patrimonio de los argentinos.

La principal preocupación de los manifestantes es que la privatización afecte tanto la estabilidad laboral de miles de trabajadores como la conectividad aérea de distintas provincias del país. “Aerolíneas Argentinas no se vende”, fue uno de los mensajes más repetidos entre los presentes, quienes destacaron la importancia de la empresa en la integración del territorio nacional, especialmente en las zonas más alejadas de los grandes centros urbanos.

Además, los tripulantes cuestionaron fuertemente la intención de ciertos sectores políticos de reducir el rol del Estado en la compañía, advirtiendo que las experiencias previas de privatización en los años 90 no resultaron beneficiosas para el país ni para los usuarios. Durante el acto, varios oradores insistieron en que Aerolíneas es una empresa rentable y fundamental para el desarrollo de la industria turística, clave en la economía argentina.

Desde el gobierno, aún no hubo declaraciones claras sobre posibles cambios en el esquema actual de Aerolíneas Argentinas. No obstante, las voces en favor de la privatización ganaron visibilidad en el contexto electoral, lo que generó temor en los sindicatos y trabajadores de la compañía, quienes aseguran que la empresa debe seguir en manos del Estado para garantizar su función social.

Con la protesta frente al Congreso, los tripulantes de Aerolíneas Argentinas esperan que su reclamo resuene en el debate público y que el futuro de la aerolínea siga siendo estatal, apuntando a un modelo que priorice el bienestar de los trabajadores y los usuarios, en lugar de intereses privados.